Todo lo que era sólido se volvió suave, insinuante,
sinuoso y sugerente, por culpa del salado mar.
El mar, la mar, esculpe en la dura piedra,
con movimientos suaves, pero constantes,
con movimientos suaves, pero constantes,
el tierno hueco que, un día, nos dio la vida.
Fotos realizaas en el espigón de La Cala del Moral, Rincón de la Victoria, Málaga.
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